Las Medidas especiales de seguridad desarrolladas en coordinación con Carabineros permitieron garantizar la seguridad de los pasajeros y evitar daños a la infraestructura en las jornadas del jueves y el domingo.

En el diseño de la nueva estrategia impulsada por la empresa fue clave el apoyo de la Fundación Paz Ciudadana y se aplicaron para el clásico del fútbol del jueves y domingo pasados.

Estas acciones, enmarcadas en una política de “tolerancia cero” impulsada por Metro, apuntaban evitar que se repitieran actos delictuales perpetrados por barristas en la red, garantizando la seguridad de los pasajeros y resguardando la infraestructura.

En el diseño de esta nueva estrategia de la empresa fue clave el apoyo entregado por la Fundación Paz Ciudadana. Además, las medidas fueron adoptadas e implementadas con éxito gracias al trabajo conjunto de la Intendencia Metropolitana, Carabineros y Metro, por lo que se espera repetirlas a futuro con motivo de actividades deportivas similares.

Gracias a este plan, y a diferencia de lo que había ocurrido en ocasiones anteriores, en ambas jornadas no se registraron daños significativos en las instalaciones de la red, se controlaron algunos intentos de desmanes y se mantuvo la oferta de transporte en las condiciones previstas.

Esto permitió, por ejemplo, que más de 300 personas fueron expulsadas de las instalaciones de Metro por intentar cometer desmanes, y que se lograra la detención de sujetos que rayaron los vagones, los que fueron entregados a Carabineros para ser puestos a disposición de la Fiscalía.

Entre las principales acciones implementadas destacaron la presencia de personal policial en las 22 estaciones más demandadas, un sistema de control de ingreso en las estaciones (antes y después del partido), y una coordinación permanente con Fuerzas Especiales.

Adicionalmente, y con el fin de asegurar un correcto desplazamiento de los barristas, Metro reforzó su oferta de transporte, separó a clientes habituales de barristas en carros distintos y dispuso un despliegue de personal propio de seguridad, aumentando fuertemente el número de guardias y vigilantes.

También se reforzó el personal de su Centro Integrado de Control (CIC), desde donde se coordinó el despliegue de las medidas a través de 750 cámaras de vigilancia destinadas a grabar los eventos que se suscitan.